Una faja es una prenda resistente pero a la vez delicada. Está fabricada de manera que sea lo suficientemente fuerte como para retener el exceso de grasa y moldear el cuerpo pero a su vez hay que tener un cuidado especial a la hora de cuidar de ella, lavarla, secarla y guardarla. Las fajas requieren un cuidado especial para que no se deformen y mantengan su forma original. Además, si quieres que tu faja permanezca suave necesitarás ser delicada con ella. Las fajas están diseñadas no solo para cumplir su función sino también para resultar cómodas mientras lo hacen y cualquier desperfecto en la faja hará que sea incómoda de llevar.
Estos son los puntos más importantes que tienes que tener en cuenta si quieres que tu faja se mantenga como el primer día:
• Lava tu faja a mano con jabón neutro cada 4 días como máximo.
• No la tiendas al sol, ni en secadoras
• No la estrujes con las manos para intentar secarla
• Si tiene partes metálicas sécalas cuidadosamente para que no se oxiden.